El 20 de agosto pasado, el reconocido escritor y psicoanalista Jorge Aleman estuvo en la Facultad Libre para encabezar un diálogo en torno al eje “Subjetividades y política”. La propuesta se enmarcó en la sección Fábrica de diálogos, un encuentro con personajes de la cultura y el pensamiento entre los que figuraron Horacio González y Miguel Benasayag.
Lejos de proponerse como una instancia meramente expositiva, Alemán fue interpelado por un grupo de estudiantes que en las semanas previas al encuentro se introdujo en su pensamiento recorriendo obras centrales de su trabajo intelectual. De esta manera, el grupo de estudio propuso un ida y vuelta que abrió el juego para los más de noventa asistentes al intercambio.
Compartimos algunas reflexiones de quienes integraron el grupo:
Jésica Lattari: La dinámica de lectura previa de algunos textos y después compartir conclusiones, inquietudes y algunas conjeturas cada uno desde su posición, estuvo buena, sobre todo para el cruce interdisciplinario y para empezar a considerar enfoques nuevos que a veces no pueden pensarse desde uno mismo. Y sobre todo, la lectura previa ayudó a los que no somos psicólogos a entender un poco de Lacan. Creo que los resultados finales superaron las expectativas… Como dije en la primera reunión, yo me arrimé porque con el primer acercamiento a Alemán por el artículo de Página 12 me pareció que podía ser una idea a considerar para un futuro trabajo de adscripción. Sin embargo, el debate contribuyó a repensar ideas, a incorporar nuevos autores, y sobre todo, a escuchar nuevas voces. Además, me parece que las charlas previas fueron de utilidad para impulsar los “Diálogos”, le dio un marco a Jorge sobre el tema que nos interesaba, y estuvo bueno para hacerlo bajar en términos más comprensibles lo propio del discurso psicoanalítico.
Diego Carmona: Cuando me convocaron para el armado del grupo de lectura me interesé rápidamente porque era una forma de tomar un rol participativo en la facultad, y habitarla desde otro lugar convocando gente que podía coparse con el grupo y que iba a estar muy contenta con el encuentro con Jorge. La experiencia fue más que interesante, fundamentalmente porque creo, y esa es la intención de algunos de los que hemos integrado el grupo de lectura, que crea un antecedente para seguir pensando y discutiendo cuestiones vinculadas al psicoanálisis y la política en grupo. Pienso que a estos espacios de grupos de discusión hay que darles un visto bueno, generan una elaboración colectiva y puesta en tensión de varios conceptos, y si se logra articular como en este caso con la conferencia cambia el formato típico con el que se desarrollan. Eso por un lado, la cuestión del grupo de lectura. Por otro lado creo que estuvo muy bueno tener la posibilidad de encontrarnos con Jorge, fue algo así como un premio por el trabajo que vinimos haciendo en el grupo. Acceder a esa instancia, tomarse un café con alguien con quien venías pensando desde sus libros, es un privilegio, y en ese sentido me parece una propuesta muy atractiva. Estoy agradecido por la convocatoria, por el rol activo que pudimos tener en la conferencia (pienso que difícilmente muchos de nosotros hubiésemos preguntado algo en el marco de la conferencia sin tener una puesta en común entre nosotros y un encuentro con él) y con expectativas de generar nuevos diálogos en el cruce del psicoanálisis y la política. Abrazo y saludos para todxs!
Ana Victoria Muñoz - Me acerqué al grupo de Lectura ya que me avisó un compañero al que prácticamente no conocía, solo por afinidades políticas en común. Si bien no tuvimos muchos encuentros, un mínimo acercamiento a poder compartir la lectura se produjo. Está bueno que sigan haciendo cosas así, sobre todo con temas que sean de interés para gente que viene de diferentes campos, socializar los saberes. Al ser Jorge un tipo poco leído en la Facultad me pareció una apuesta interesante y estuvo bueno que otro espacio un poco más ajeno al psicoanálisis, cuyas instituciones suelen convertirse en sectas cerradas, propicie dicha invitación. Me parece que dicha apertura se vio reflejada en las preguntas que se hicieron el martes. Abrir espacios de reflexión con la modalidad de diálogo me parece que interpela a los asistentes a poder producir algo propio, a poner algo de uno. No soy partidaria de creer que una charla no puede producir efectos transformadores pero creo que poder intercambiar convoca, tanto a una elaboración propia de la escucha, como a una implicación. Después de todo, formular una pregunta supone un cierto ejercicio de aquel deporte que es la lectura.
Te puede interesar
El regreso del futuro
SEMINARIO INTERNACIONAL. Desorden global y desorientación conceptual. Por Walter Mignolo
Se picó ¿De quién es la calle?
Activismos artísticos y estéticas de la protesta en el presente.
La enfermedad de la fuerza
Ensayos sobre una pasión que asedia A cargo de Marcelo Percia