Ese necesario debate sobre las Tics y sus efectos

Atendiendo a un proceso de cambio y transformación social instalado principalmente por la posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, desde la Facultad Libre de Rosario nos propusimos generar un espacio para una mirada crítica y abarcativa sobre los efectos de esta irrupción, situándonos en tres ejes: Política, Sociedad y Educación. Fernando Peirone, Dardo Ceballos y Lila Pagola, respectivamente, fueron los encargados de encabezar un debate centrado en cómo las nuevas tecnologías invitan a reconfigurar, de cuajo, los paradigmas que rigieron en los últimos siglos. A continuación, compartimos sus impresiones sobre el curso dictado en octubre pasado.

Lila Pagola: Como impresión mas vívida, me traje de aquella jornada compartida en la Facultad Libre, y del antes y después, sobre todas las cosas, una de esas sorpresas tangenciales e insospechadas por la calidad de unapropuesta autogestionada y sostenida por gente muy joven, digna de la ciudad de Rosario, que siempre me sorprende, por otra parte. De la clase en su extensión, retengo mucha voluntad de comprender el mundo que les presentaba, no sin algo de lejanía por momentos, pero en donde espero haber contagiado las visiones que me apasionan de esta época de transiciones fundantes que tenemos la suerte de vivir. Y de modelar con nuestras acciones, cada uno desde su lugar. Dardo Ceballos: El seminario de TIC y sus efectos en la sociedad me pareció interesante desde el armado de la tríada docente que aportamos diferentes miradas e intervenciones sobre un tema que hoy nos interpela a diario. Tuve la suerte de asistir a la conferencia de Fernando Peirone, y me pareció muy pertinente contextualizar social e históricamente la relación, y que ese contexto partiera de La esfera de Pascal de Jorge Luis Borges. Luego pensando en la batalla entre la metáfora arbórea y la esférica, nos fuimos todos metiendo en los rizomas de Deleuze-Guattari, y en ese sentirnos seres anfibios entre dos mundos: la estructura arbórea y la estructura rizomática. Mi planteo quizá fue bastante más práctico y más centrado en las últimas décadas, pero a grandes rasgos creo que se trató de interpelarnos junto al auditorio, y creo que en ellos así lo sintieron como parte de esa transición, como personas con fuertes raíces culturales arbóreas adquiridas en el siglo XX y en un momento de inestabilidad rizomática posibilitada y mediada por las TIC en tanto y en cuanto podamos adquirir capacidad tecnológica, es decir, capacidad de manejo y apropiación socio-política de estas herramientas. Lamentablemente no pude estar en el seminario de Lila, pero por lo que conozco de su trabajo, seguramente se pudo completar el recorrido pensando como durante esta transición se ponen en crisis algunos conceptos ligados a los derechos autorales y la economía del conocimiento que nos piden problematizar nuestros discursos y nuestro modo de acercarnos a las TIC como herramienta de uso social.” Fernando Peirone: La Facultad Libre de Rosario no es un lugar más para mí. Fui, de algún modo, su padre y su madre, con tantas atenciones amorosas como celosas custodias. Era lo que demandaba la puesta en marcha de un proyecto tan alternativo e innovador, decidido a incorporar los saberes plebeyos al campo de la educación. Cuando este año me tocó ir como docente, ya alejado de la conducción, tuve un doble placer: el de ver a la Facultad Libre conducida por jóvenes y el de una continuidad que en sus manos adquiría su propio carácter. Dicho esto, quisiera agradecer que exista un espacio en la educación argentina para plantear una encrucijada como la que pude desarrollar el martes 4 de octubre frente a los alumnos de la Facultad Libre. Se podría decir, como dije ese día, que la comunicación de muchos con muchos –enancada en los avances de las nuevas tecnologías, aunque no atribuible a ellas sino a la fuerte impronta social que muchas veces se le niega– no inaugura un estadio cultural, sino que continúa y reafirma una idea del mundo que había permanecido proscripta durante siglos. Es menester que las ciencias humanas y sociales asuman y reaviven los dilemas de este presente, que por efecto inercial mantiene a la institucionalidad anclada en la modernidad, mientras el devenir –siempre vanguardista– ha renunciado a sus atavismos más pesados para inaugurar otras prácticas sociales y políticas. Esto no se logra sin una renovación en el campo del saber que –sin renegar de la tradición– abandone las ínfulas oscurantistas del iluminismo y camine bajo el sol, sin esperar a que anochezca para que el búho sobrevuele los restos del día. La incertidumbre epocal nos obliga a revisar nuestro derrotero y a interpelar sin prejuicios el presente en el que transcurrimos. Porque no basta con decir junto a Bauman que el amor y la modernidad se han vuelto líquidos o junto a Badiou que en política hay que estar predispuestos para la irrupción del acontecimiento que reformule las condiciones de representación. El acontecimiento está entre nosotros, somos nosotros. El tiempo que nos falte para entender y asumir este presente, es lo que nos falta para ingresar en una nueva era cultural.    

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